​¿Nunca te ha pasado que de tanto que te guardas y callas, un día simplemente explota?

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Eso me pasó a mí en el 2019 cuando le pedí el divorcio a mi esposo. Me sentía cansada, frustrada y sin rumbo. Veía mi vida con absoluta insatisfacción y un poco de decepción porque yo pensaba que las cosas serían diferentes. Y siempre con la expectativa de, “si me cambio de trabajo voy a ser feliz; cuando me case ahora sí voy a ser feliz; cuando logre independizarme, seguro que voy a ser feliz”

 

En ese entonces una amiga muy querida que trascendió en pandemia, había empezado a tomar terapia después de perder a su esposo, así que me logró convencer de asistir a una sesión antes de tomar alguna decisión. No hace falta decir que salí de allí diciéndome, “quizás yo tengo “algo” de responsabilidad.”

 

Un par de meses más tarde y muchas horas de terapia después, me invitaron a un encuentro con Ayahuasca. Aunque un poco renuente, terminé aceptando y mi esposo se embarcó en ese proyecto de descubrimiento personal.

 

Muchos recordarán el 2020 como el año en el que cambiaron su vida, y no precisamente porque querían sino porque había una crisis global que trajo miedo, confusión y acentuó para muchos, lo perdidos que nos sentíamos. Después de ese encuentro, mi vida empezó a tener sentido.

 

Uno de los miedos más profundos que tenía era el quedarme sola, y sin embargo, Maddalena nació como un proyecto de velas que tenía la intención de crearme un espacio en donde pudiera disfrutar de esa soledad. Podía estar en silencio haciendo un trabajo muy manual que me permitía estar absorta en mí misma. Nunca había experimentado algo así.

 

Aunque estudié la Licenciatura de Negocios Internacionales, después de ejercerla durante 13 años, en el 2022 sentí que mi vida requería tomar un rumbo más en serio. Para ese entonces Maddalena ya tenía dos años funcionando y ya me era complicado dividir los tiempos entre cumplir un horario de oficina y seguir compartiendo en sesiones de Tarot, Registros Akáshicos, adicional a los Círculos de Mujeres que se congregaban todos los meses.

 

A veces las personas me preguntan qué soy, y siempre les digo que acompaño a mujeres en su proceso de despertar y transformación espiritual.

 

Una de las cosas que me propuse es que Maddalena guiara esos procesos con amor, verdad, sabiduría e inspiración. Con el pasar de estos años me terminé convirtiendo en ella. No por cambiarme el nombre, sino que Maddalena representa esa guía maestra de luz y amor, y también me recuerda que todos somos todo y regresamos a ser uno con el todo.

 

Me incomodan los títulos y las etiquetas- algo he de trabajar. Por hoy puedo decirte que me considero una tarotista, lectora de registros akáshicos y facilitadora de círculos de mujeres, todo con un enfoque en el transpersonal femenino. 

 

Poco a poco he ido abriendo las sesiones a los hombres que también están en su búsqueda personal pues es a través de la integración que volvemos a la unidad. 

 

7 años después sigo casada y ¡muchas cosas hemos transformado desde entonces!

 

Te cuento un poco de mi historia para que sepas que no importa en donde estés, no importa lo que estés viviendo, no estás sola. 

 

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Al servicio de las mujeres que viven su despertar de consciencia y están listas para escribir un nuevo capítulo más conectado y alineado con su autenticidad y su esencia.

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Bienvenida seas y recuerda,

¡somos magia!